Un estudio del Child Exploitation and Online Protection Centre británico afirma que en Inglaterra el 38% de los chicos entre 11 y 17 años han recibido mensajes de móvil o de correo electrónico con contenido sexual explícito y que el 40% de las chicas de 14 y 15 años no ve nada malo en sacarse una foto en topless.

PantallasAmigas incide desde 2009, con la iniciativa Sexting.es, en la prevención de este problema dando tres consejos básicos y directos: «No lo produzcas, no lo transmitas y no lo provoques».

Tras conocerse los resultados de los últimos estudios presentados en distintos países con relación al creciente y peligroso fenómeno del sexting, PantallasAmigas ha dado un nuevo impulso a la campaña preventiva que viene desarrollando a través de Sexting.es con respecto a esta arriesgada tendencia.

En uno de los estudios más significativos que se han hecho públicos en las últimas semanas (el realizado por el Child Exploitation and Online Protection Centre británico), los datos son preocupantes:

  • el 38% de los chicos entre 11 y 17 años han recibido mensajes de móvil o de correo electrónico con contenido sexual explícito y el 70% conocían al remitente
  • el 40% de las chicas entre 14 y 15 años no ven nada malo en sacarse una foto en topless, y 1 de cada 6 (16,7%) no considera inapropiado posar completamente desnuda para otras personas
  • casi la mitad de los adultos británicos habrían mandando este tipo de mensajes alguna vez en su vida

«El problema a la vista de estos datos está claro», afirma Jorge Flores , director de PantallasAmigas. «Hay jóvenes que no ven nada malo en producir o provocar sexting y hay gente que no duda en transmitirlo. Así, llegamos a una tipología clásica: la imagen —robada o entregada en el seno de una pasada relación ya rota— comienza a circular, se extiende o incluso salta de un círculo cerrado a Internet, con lo que el derecho a la intimidad de quien protagoniza las imágenes queda seriamente lesionado y la difusión de éstas es prácticamente imposible de detener. Esto puede conllevar burlas, comentarios lesivos u otro tipo de agresiones psicológicas hasta llegar a casos realmente dramáticos de ciberbullying. En otras ocasiones, la imagen no se hace pública pero llega a manos inadecuadas y se inicia un caso de sextorsión como suele ocurrir con las imágenes robadas desde la webcam. En otras ocasiones, las imágenes funcionan de reclamo o condicionante para el acoso sexual o grooming

La trilogía del Sexting

PantallasAmigas lleva desde 2009 tratando de prevenir el creciente problema del sexting e incidiendo en tres recomendaciones para luchar contra el mismo. Los siguientes tres vídeos las resumen y explican con ejemplos en dibujos animados:



¿Qué es el Sexting y cuáles son sus implicaciones?

La palabra sexting (fusión de sex y texting) comenzó haciendo referencia al envío de SMS de naturaleza sexuales y, con la evolución multimedia de los teléfonos móviles, se ha ampliado y centrado en el envío de fotografías o vídeos con contenido sexual. No obstante, dentro de tan amplio espectro conviene ver ciertos matices, según se apunta desde PantallasAmigas:

  1. origen de la imagen: puede ser producida por el propio protagonista, por otras personas de forma consciente y consentida por aquel o, en último caso, robadas. Una cuestión paralela a considerar es si las imágenes eran preexistentes y entraron en el circuito del sexting provenientes de otras fuentes de acceso público, como Internet, o privado, como dispositivos de almacenamiento digital de información (pendrive, teléfono móvil, PDA…)
  2. contenido de la imagen: en ocasiones no es fácil definir la carga sexual de una imagen y calificarla de inocente, atrevida, erótica o pornográfica.
  3. identificabilidad: si la imagen permite o no identificar de forma inequívoca a la persona que en ella figura.
  4. edad de quien protagoniza la imagen: en caso de anonimato, hay ocasiones en que no resulta fácil definir la minoría o mayoría de edad de quien aparece.
  5. edad y circunstancias del resto de intervinientes: receptores, emisores y redistribuidores de la imagen.

Todos estos factores pueden influir tanto en el daño potencial que sufra el/la protagonista —en un porcentaje abrumador, se trata de chicas— de la imagen como en las responsabilidades de quienes, de una u otra manera, participan en el proceso.

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