Una colaboradora de Informativos Telecinco se hace pasar por una menor de 14 años y comienza a navegar a través de chats de Internet. Su nick es Bea y la primera frase que lanza en el chat es algo tan simple como un «Hola k tal…?» A partir de ahí comienzan a lloverle los mensajes obscenos y las propuestas sexuales de adultos que quieren mantener relaciones con ella a través de la web cam.

Uno de ellos le da su teléfono y quedan en una cafetería, pese a que conoce que supuestamente tiene 14 años, sus propuestas no pueden ser más explícitas.

Los chats de Internet se rigen a través de un administrador que descarta los contenidos que atenten contra los propios usuarios. Si un menor se mete en uno de estos chats y es acosado por adultos, los propietarios de los foros no tienen ninguna responsabilidad. Las conversaciones privadas son privadas.

Es lo mismo que si el menor accediera a contenidos pornográficos desde su ordenador, se supone que no es apta para su edad pero nada le impide entrar en esas páginas.

Así es como funciona básicamente un chat: te registras en una sala de conversación y tecleas un nick, es decir, un nombre, que es el que aparecerá para que te reconozcan los demás usuarios.

Nosotros ponemos Bea y decimos que tenemos 14 años y esto es lo que nos encontramos: nos piden reiteradamente que enchufemos la web cam (una cámara que enseña tu imagen en tiempo real a quien esté al otro lado de la pantalla), nos insisten en si tenemos fotos, y en la dirección de nuestro Messenger (correo privado instantáneo en tiempo real).

Contestamos a todo que no. Pero un adulto insiste. Dice ser un hombre de leyes que se acerca a los 50 años. Nos propone practicar cibersexo y nos pregunta si queremos ver sus partes más íntimas. Y lo hace. Asegura que está conectado a la cámara desde su despacho.

Queremos conocer más de él y le pedimos su teléfono, tras una breve conversación, vuelve a insistir que quiere vernos. Quedamos con él y se muestra como una persona que intenta ganarse la confianza de la menor y que persiste en la idea de que él es el que mejor puede iniciarnos en cualquier tema sexual.

Expuesto el reportaje, les explico la ley: Este hombre es muy consciente de que si la menor tiene más de 14 años no cometerá un delito, si ella consiente una relación sexual con él sin mediar engaño, y se escuda en eso, quiere ganársela para hacerle creer que está bien y que no pasa nada. Si no hay coacción ni engaño, no hay delito. Y así despliega sus armas: le dice que la entiende, que la tratará bien, etc.

Desde ‘Pantallas Amigas’, su director, Jorge Flores, nos cuenta que «estos depredadores de adolescentes utilizan una técnica llamada grooming que consiste en ganarse su confianza y mostrar una cara amable para conseguir mantener relaciones sexuales», además su técnica cada vez está más depurada «cada vez saben más».

Ante cualquier caso, asegura Jorge Flores, lo mejor es que se cuente con la confianza de los padres y que si ocurre cualquier cosa sea a los primeros a los que el menor recurra. «La desigualdad es enorme, los adultos están en posición de ventaja y a ese menor normalmente es la primera vez que le pasa y se siente avergonzado».

Filtros de seguridad en los ordenadores de casa es la opción más segura, además de un control de los contenidos que sus hijos visitan, porque es la mejor garantía para evitar males mayores.

En Pantallas Amigas son decenas los casos que llegan que empezaron en un chat y han acabado con chantajes y menores amenazados de muerte por estos adultos.

Fuente: Informativos Telecinco

(NOTA: Hemos corregido el uso del término foro que se empleaba erróneamente en el texto original en lugar del correcto chat e introducido alguna pequeña modificación para que se entendiese mejor la noticia, así como negritas, cursivas y algún link.)