• Del 70,1% que anunció que revisaría su visión tras el confinamiento, solo el 18,2% lo ha hecho.

  • Solo una de cada cuatro familias realizó una revisión visual a sus hijos para preparar la “vuelta al cole”

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Hoy 8 de octubre se celebra el Día Mundial de la Visión. Este día se conmemora por iniciativa de la Organización Mundial de la Salud (OMS) y de la Agencia Internacional para la Prevención de la Ceguera (IAPB, por sus siglas en inglés). Es el día más importante para la promoción y comunicación en el calendario de salud ocular.

Este año el objetivo es concienciar a la población sobre la ceguera y el deterioro de la visión como los principales problemas de salud pública internacional. Poniendo el foco en los millones de personas que no pueden ver bien, porque no tienen acceso a las gafas. Más de 3 de cada 4 de los discapacitados visuales del mundo lo son de forma evitable. Esperanza a la vista es el mensaje de difusión que nos trasladan de #HopeInSight.

Este año el Día Mundial de la Visión cobra especial importancia ya que los ojos se han visto muy afectados por la pandemia del Covid-19. Al pasar tantos días en el período de confinamiento en interior y con luz artificial, los ojos se han visto obligados a hacer un sobre esfuerzo, sobre todo por el uso excesivo de dispositivos digitales.

Recientemente publicamos el estudio de la asociación de utilidad pública Visión y Vida. Bajo el título  “Cómo ha afectado el confinamiento a nuestra salud visual” se analizaba cómo el uso abusivo de pantallas y dispositivos digitales durante el periodo de confinamiento nos ha llevado a unos datos ciertamente alarmantes.

Siete de cada diez adolescentes (77,4 %) de entre 12 y 19 años han sufrido un cambio de graduación visual durante el confinamiento a causa del incremento del uso de pantallas y a uno de cada diez se le han prescrito por primera vez gafas (7,7 %) o lentillas (2,4 %).

La asociación ha realizado un nuevo informe titulado ¿Estamos cuidando la visión en la nueva normalidad? donde analiza si la salud visual ha mejorado después de tres meses en libertad con restricciones, estudiando si ha remitido la sintomatología de problema visual, si se ha acudido a revisar y si hemos recuperado nuestros hábitos de vida prepandemia. Estas son las dos principales conclusiones sacadas del estudio:

“Tras el confinamiento, siete de cada diez personas anunciaron que revisarían su visión debido a las molestias y la sintomatología percibida. El 54,2 % dijo que lo haría durante el verano. Ahora, tres meses después, vemos que solo el 18,2 % de la gente ha acudido realmente a revisión”.

“Solo uno de cada tres ha logrado reducir su tiempo de uso de pantallas a los niveles de antes del COVID. Sin embargo, la mitad de la población (48,6 %) sigue pasando entre dos y cinco horas más al día ante dispositivos electrónicos”.

La visión, clave en la educación

El estudio también nos deja otros datos en lo relativo a los más pequeños, que han sido los grandes perjudicados en este periodo. Solo una de cada cuatro familias realizó una revisión visual a sus hijos para preparar la “vuelta al cole” y comprobar si el sistema visual se había dañado durante el confinamiento.

Los problemas de visión son uno de los principales efectos sobre la salud del uso abusivo de la tecnología. Desde edades tempranas el uso excesivo de pantallas, ya sea el teléfono móvil, la tablet, los ordenadores o incluso la televisión, provoca que nuestros parpadeos por minuto disminuyan, dando lugar a la sequedad ocular, que conlleva ciertas lesiones, acabando incluso en glaucoma si se da de forma muy prolongada.

Con animaciones como la anterior, desde PantallasAmigas venimos advirtiendo sobre los riesgos de las TIC. El uso saludable del ordenador tiene que ver no sólo con las condiciones posturales y de ubicación frente al mismo, sino que también tiene relación con la intensidad de uso y las horas que se emplean delante de la pantalla. El uso abusivo suele afectar también a los hábitos de descanso tan necesarios durante la infancia e incluso a la calidad de las relaciones personales y familiares, a la vida social y al rendimiento escolar.



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