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Consejos para evitar que los niños se enganchen al móvil

Un grupo de niños concentrados en sus teléfonos móviles. / E. C.

Advierten del riesgo de que se enganchen a móviles y videojuegos y piden a los padres que les hagan ver que «es posible vivir sin estar conectados»

TERRY BASTERRA – 

Bilbao. Los jóvenes miran el móvil una vez cada siete minutos y dedican una media de tres horas al día a estar conectado a diferentes redes sociales. Son datos que figuran en un estudio encargado por Ikea para hacer una radiografía del comportamiento de los españoles respecto al uso de las nuevas tecnologías. Estos hábitos fomentan el aislamiento, y es que más de la mitad de los adolescentes están a menudo en una habitación con otros miembros de su familia y se dedican a mirar al móvil en lugar de hablar con ellos. También generan episodios de ansiedad y depresiones en esta franja de edad, según revelan distintos estudios.

El problema preocupa a padres de todo el mundo. El pasado otoño se conoció que en los hogares de Silicon Valley, donde muchas de las principales empresas tecnológicas tienen su sede, se evitaba el contacto de los niños con las pantallas. Incluso se prohibe por contrato a las cuidadoras de los pequeños mostrarles y entretenerles con móviles o tabletas.

¿Qué pueden hacer los progenitores para prevenir que sus hijos realicen un uso abusivo de internet? Jorge Flores, director de la asociación Pantallas Amigas, da unos consejos para afrontar unos comportamientos que pueden desembocar en problemas de adicciones. El primero es «dar ejemplo». No podemos pretender que los pequeños no quieran ver unos dibujos o jugar a un videojuego a la hora de comer si ven que sus padres están mirando el móvil.

El segundo es «fomentar un uso crítico y responsable de las tecnologías». Son herramientas muy útiles, pero hay que emplearlas en su justa medida. El tiempo que le dedicamos a las pantallas son minutos y horas que restamos a otras actividades.

Una forma de lograr este objetivo es con el tercer consejo que da Flores. «Debemos establecer momentos libres de nuevas tecnologías. Es posible vivir sin estar conectado y no pasa nada. El objetivo es lograr que estos periodos de no uso de las redes o los videojuegos se conviertan en hábitos».

Poder de atracción

No hay que olvidar que para los niños y jóvenes los dispositivos electrónicos son una forma de ocio. Hay que darles alternativas. Proponerles otro tipo de entretenimientos. No quitarles el móvil sin más y esperar a que se les pase la pataleta. Y en este aspecto es fundamental la implicación y creatividad de los padres. No se trata de que dejen de utilizar las pantallas de forma drástica, pero sí que tengan otras vías de diversión.

Otra sugerencia es limitar el poder de atracción que tienen los móviles. ¿Cómo? Silenciando todos esos avisos y alertas sonoras y visuales que reclaman nuestra atención. No son algo casual. «El móvil nos llama y todas estas aplicaciones están pensadas para engatusarnos», recalca Flores, quien ayer estuvo en Bilbao para participar en una jornada sobre el uso abusivo de internet.

Por último, y puede que más importante aunque para muchos casos llegue tarde, este experto aconseja «retrasar la exposición de los niños a las pantallas». «Por muy educativo que sea un juego, el tiempo que pasa delante de un dispositivo es tiempo que deja de hacer otras cosas, de recibir otros estímulos». El director de Pantallas Amigas se apoya en estudios que desaconsejan el uso de dispositivos tecnológicos para menores de dos años. Bill Gates y Steve Jobs obligaron a sus hijos a esperar hasta cumplir los 14 años para tener derecho a poseer un teléfono móvil. Por algo será.

La clave

La creatividad como alternativa «El tiempo que pasa delante de una pantalla es tiempo que deja de recibir otros estímulos»