(Entrevista con Jorge Flores publicada por Cantabria 24 horas.)

La noticia de la condena a cuatro años de prisión a un hombre por extorsionar a dos niñas a través de internet ha saltado a las páginas de todos los medios de comunicación de Cantabria. El “ciberdelincuente” se hizo pasar por una joven de 14 años a través de un perfil falso en la red social Tuenti y engañó a las dos menores, de 11 y 12 años, con el fin de que le enviaran fotos desnudas y en posturas y actitudes de contenido sexual. Para ello, se valió de un sutil pretexto: hacer creer a las niñas que las fotos hirían a parar a una agencia de modelos que las haría famosas, y que dichas imágenes eran necesarias para conocer su tallaje y medidas.

Este no es el único caso que se ha dado en Cantabria en los últimos años, y es que a medida que los jóvenes se involucran en las nuevas tecnologías, estas amenazas se hacen más contundentes. PantallasAmigas es una iniciativa que trabaja “por el uso seguro y saludable de las Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC)” y la “ciudadanía digital responsable”. Colabora con centros educativos, administraciones públicas y otras instituiciones implicadas, con el fin de proteger a los menores de este tipo de extorsiones, acosos y violaciones a su intimidad. “Contenidos nocivos, engaños de tipo económico, pérdida de privacidad y otras acciones de personas dañinas” son los principales peligros a los que se someten los menores en la red, comenta Jorge Flores, director general y fundador de la iniciativa.

En su opinión, este no es un caso aislado, sino que sigue una pauta muy común en este tipo de engaños con fines sexuales. El modus operandi de dichos delincuentes “tiene un denominador común: controlar la voluntad del menor mediante amenazas. Para que esas amenazas tengan consistencia el depredador debe haber conseguido algo de su víctima: un secreto, una imagen comprometida, las claves de acceso a sus perfiles en redes sociales, etc. Sin embargo, cada vez son más los casos donde la víctima no ha cedido al acosador nada privado, sino que éste ha creado una imagen o un vídeo de manera artificial y amenaza con subirlo online”.

Riesgos como estos hacen necesario que los menores adopten una actitud responsable en internet y sean conscientes de la importancia de cuidar su imagen en las diferentes plataformas donde son usuarios activos. Internet es una herramienta de gran utilidad “con magníficas oportunidades de aprendizeje, ocio y socialización”, pero es prioritario educar y concienciar a los jóvenes sobre su uso seguro y saludable. Con este fin, Flores aconseja “no dar nada, informaciones o imágenes, que puedan ser usadas en su contra”. Si a pesar de no ofrecer ningún dato comprometedor los menores son sometidos a chantaje, “ceder al mismo es la peor forma de reacciónar”. El director de PantallasAmigas aporta otras pautas de comportamiento recomendables, como “proteger el ordenador de software malicioso, ya que por esa vía pueden espiar lo que hacemos o robar nuestra información y de ahí obtener algo comprometedor. Un ejemplo claro es la activación remota de la webcam, caso que no es ciencia ficción, y cuyo primer caso público en España tuvo lugar en 2006 en Alicante”.

Pero esta no es sólo una tarea que deban aprender los menores. Los padres, educadores, las administraciones públicas y la sociedad en general hemos de concienciarnos de este nuevo fenómeno y tomar medidas preventivas. Los padres juegan un rol primordial dentro de este proceso. Es fundamental “asumir la responsabilidad e importancia de este asunto e implicarse”. Flores también recomienda “ofrecer siempre confianza a los menores para que pidan ayuda en caso de problemas”; y “por último, acercarse a las nuevas tecnologías, actitud que les permitirá comprender y compartir mejor la vida digital de sus hijos”. Esta labor concienciadora es un camino que se está empezando a andar poco a poco, pero en el que es preciso incidir aún más, ya que “la parte digital de nuestras vidas es cada vez más relevante.”

NUEVO ESCENARIO, NUEVOS PELIGROS

Se trata del uso de medios telemáticos (internet, telefonía móvil y videojuegos online principalmente) para ejercer el acoso psicológico entre iguales. Se suele dar entre menores de la misma edad y es una variedad del tradicional acoso escolar trasladado al marco digital.

Hace referencia a las prácticas online de ciertos adultos para ganarse la confianza de un menor fingiendo empatía o cariño con fines de satisfacción sexual. El caso más común es el de la obtención de imágenes del menor desnudo o realizando actos sexuales.

Consiste en el envío de contenidos de tipo sexual, principalmente fotografías o videos producidos por el propio remitente, a otras personas por medio de teléfonos móviles. El mayor riesgo de esta práctica es que dicha información acabe haciéndose pública.