¿Educar para qué? ¿Para la inteligencia o para la obediencia? La primera trabaja sobre la base de que todo lo que sabemos como sociedad, lo sabemos entre todas las personas que la conformamos, que cada quien tiene sólo una parte, tan valiosa como la que tienen las demás. Valiosa por distinta. Y que una manera de juntar las distintas piezas de este puzzle es a través de la conversación. Es una educación que enseña a valorar lo diverso

La segunda, la que se dirige a fortalecer la obediencia, trabaja sobre la base de que sólo algunas personas saben y que las demás debemos seguirle, sin que importe si comprendemos o no. Basta con obedecer. Este último es el modelo lineal y clásico de la educación que poco tiene que ver con el modelo de la comunicación social que impera en la sociedad hoy. Niñas, niños y jóvenes escriben y leen ahora el mundo de múltiples maneras, todas ellas muy dinámicas, con bajas resistencias al aburrimiento y con altas dosis de emoción. Es una comunicación multisensorial y espectacular.

Como lo que buscamos es el fortalecimiento de la autonomía y del dominio de sí, hemos optado por una comunicación educativa que no busca convencer, sino conversar sobre aquellas cosas que nos pueden ayudar a vivir mejor, a ser más felices. Por eso, la temática de las TIC no es lo único que cuenta en esta estrategia educativa. Cuenta también la ética, es decir, la inclusión y valoración no sólo del punto de vista de las personas adultas sino también del punto de vista de niñas, niños y jóvenes. Y como son inseparables la forma y el contenido, hemos tenido en cuenta también la estética para comunicar con encanto, con humor y color, de manera que podamos establecer menos distancias y más contactos entre generaciones.

De esta manera, los materiales y piezas educativas de PantallasAmigas y las relaciones que facilitan, aportan no sólo a la salud individual de niñas y niños sino también a la salud colectiva en la medida en que fortalece la democracia y la construcción de ciudadanía.