El Basque Cybersecurity Centre (BCSC) con el apoyo de PantallasAmigas y Twitter, despliega una nueva acción en el marco de la campaña “En Ciber, Cibersegurola” con motivo del Día Internacional del Troll. Esta intervención pretende ayudar a promover el concepto de ciudadanía digital según el cual todas las personas tienen derechos, pero también responsabilidades en una Internet compartida.

Colaboran en la divulgación de la campaña agentes tan importantes como la Agencia Vasca de Protección de Datos (AVPD), Hirukide (Federación de Familias Numerosas de Euskadi), Kristau Eskola (Asociación de Escuelas Cristinas del País Vasco) y Gorabide (Asociación de familias de personas con discapacidad intelectual de Bizkaia) colaboran con los fines de sensibilizar sobre el uso de las nuevas tecnologías desde la diversidad, la tolerancia y la inclusión en la infancia y la adolescencia.

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Desafíos de la ciberconvivencia: cómo actuar ante los trolls

La campaña “En Ciber, Cibersegurola” aborda a lo largo de este año 2022 diferentes aspectos de nuestra vida digital. El 19 de octubre se conmemora el Día del Troll en todo el mundo. Una fecha que surgió como una efeméride para recordar a todas esas personas que aparecen tanto en el mundo online como en el offline para fastidiar el día con sus comentarios, sus actitudes, sus provocaciones, sus gritos y sus invectivas.

Tipos de Trolls

Los trolls se pueden clasificar en dos tipos: el primero es el troll gracioso que hace uso de la ironía para gastar una broma sin mala intención. El segundo es el troll flamer e hiriente, el que realiza comentarios negativos en fotos y publicaciones, críticas no constructivas, mentiras, difamaciones… Cualquier excusa la toma por buena para conseguir su dosis de protagonismo y lograr que le hagan caso.

Según un estudio de la Universidad de Stanford, todos podemos en un momento dado ejecutar la conducta de un troll. “Si se dan las condiciones idóneas toda buena persona podría sacar lo peor de sí misma en un escenario virtual”.

Troleo, injurias y calumnias en Internet

Por este motivo es necesario recordar que el acto de trolear puede acarrear consecuencias graves, que van desde multas e indemnizaciones para reparar el daño que hemos causado a la víctima hasta incluso penas de prisión. De entrada, puede existir intromisión ilegítima del derecho al honor de la persona troleada, injurias o calumnias.

¿Cómo defendernos de los trolls?

A menudo, suele decirse aquello de que a los trolls «se les mata» si se les deja de alimentar. Se valen de su ego y del impacto emocional que nos puedan causar y por ello, hay quien opta por ignorar, por no seguirle el juego y no responder a sus ataques.

Dicho esto, existen herramientas diseñadas por las propias redes y plataformas digitales para reportar e informar acerca de estos usuarios tóxicos cuando nos molesten, publicando información personal, violando las reglas de comportamiento de la plataforma o alimentando el discurso de odio. Por eso, cuando nos encontramos ante un usuario así, lo mejor es no contestar a sus provocaciones y reportarlo directamente a los moderadores de esa plataforma digital, red social o foro de internet.

Una medida intermedia entre ignorar y reportar, es la de bloquear y silenciar. Plataformas digitales como Twitter, Instagram o TikTok nos permiten bloquear a usuarios molestos para impedir que vuelvan a interactuar con nosotros y también silenciar palabras o términos clave en las publicaciones y comentarios.

Por último, en el caso de que el troll continue con su acoso de forma directa, recordar que podría estar cometiendo un delito de injurias o calumnias que se engloban dentro de los delitos contra el honor, clasificados en los artículos 208 y 205 del Código Penal, respectivamente.

En estos casos es posible recurrir a las autoridades para denunciar su comportamiento. Es importante recopilar toda la información posible y que se encuentre certificada, antes de acudir a presentar una denuncia.

Como bien apuntan desde el Basque Cybersecurity Centre (BCSC), debemos tener cuidado con los trolls, pero también evitar convertirnos nosotros o nosotras en uno de ellos. Nuestro comportamiento en Internet debe ser similar al que tenemos en el mundo real y regirse por la educación, la empatía y el sentido común.