La Primera Comunión es el acontecimiento que muchos menores aprovechan para pedir, con mayor insistencia, el ansiado primer móvil. No son pocos los que lo consiguen. También, por desgracia, es la excusa que padres y madres utilizan para abandonar su agotadora posición de resistencia. Esto merece una profunda reflexión partiendo del consenso de que, a priori, no es la edad adecuada.

Seis razones para no regalar un móvil en la Primera Comunión

Seis razones para no regalar un móvil en la Primera Comunión

La edad del primer móvil ha venido haciéndose cada vez más temprana y en ello ha influido el hecho de que sea considerado un regalo para la Primera Comunión. Los últimos datos del INE publicados en noviembre de 2023 apuntan a que, con tan solo 10 años, 1 de cada 4 niños tiene móvil, y que esta proporción sube hasta casi la mitad a los 11 años.

¿Es el móvil un regalo adecuado en la primera comunión? Definitivamente hay seis razones contundentes que lo desaconsejan.

1. No es la edad adecuada

Hay que recordar que la edad es un dato importante en cuanto que refiere la madurez y las necesidades de uso previsibles, pero no es un dato definitivo porque, además de otros factores relacionados con el menor, está la componente del acompañamiento parental. Así, podríamos decir que no es la edad sino el momento en el que se creen las condiciones adecuadas para ese primer móvil. Tomando en consideración estas variables, sí podremos convenir que por debajo de los 12 años es, salvo en contadas excepciones de familias especialmente preparadas y dedicadas, una edad prematura para tener un móvil. Y si no es la edad adecuada, con este regalo podríamos estar haciendo daño o poniendo en riesgo a nuestro hijo, sobrina o nieto.

2. No es necesario, hay alternativas

La excusa de la Primera Comunión como detonante se suma a tres argumentaciones que manifiestan las familias para justificar su compra: poder comunicarse, poder geolocalizar y evitar el aislamiento de sus amistades que, supuestamente, ya tienen o tendrán móvil. Basta un análisis objetivo para concluir que, sinceramente, no se necesita un móvil para todo esto. En primer lugar, analicemos de verdad cuáles son esas necesidades, en calidad y cantidad… y si realmente son necesidades, manías, costumbres o vicios. Realizado este filtro de verdaderas necesidades veremos cómo hay soluciones en el mercado que las atienden, soluciones alternativas a los smartphones como los relojes inteligentes o smartwatches infantiles. La presión social no debe ser tampoco un factor que influya, se trata de nuestros propios hijos, de su bienestar y de nuestra responsabilidad.

3. Dificulta su desarrollo pleno

Tener una adopción muy temprana del móvil no supone, salvo casos muy concretos, una ventaja vital fundamental ni una mayor adquisición de competencias digitales. Cuando a una persona tan joven se le entrega un móvil se le está invitando a su uso y posibilitando su abuso. A esas edades tan tempranas los aprendizajes fuera de la red son muy importantes y quizás irreemplazables. En otro orden de cosas, podríamos incluso hablar del compromiso de la salud visual y postural.

4. Un regalo no es el mejor punto de partida

Si cuando facilitamos un móvil a un menor le indicamos que no es de su propiedad sino que se trata de una cesión y que es revocable, el clima y las condiciones de uso posteriores pueden ser más gestionables y favorables. Sin embargo, en la Primera Comunión se entregan regalos en propiedad, no en régimen de préstamo ni usufructo y, por lo tanto, va a ser algo más complicado adecuar su disfrute conforme a nuestros criterios.

5. Adquirimos nuevas responsabilidades

Además de la responsabilidad que ya supone cómo afecte el smartphone al bienestar de nuestro hijo o hija también adquirimos la responsabilidad de lo que él o ella puedan ocasionar a terceras personas. Es algo que con frecuencia se nos olvida pero pueden darse situaciones graves por ignorancia, negligencia… o también fruto de una casualidad, una situación extrema o de un impulso.

6. Comienza nuestro trabajo de verdad

Sentiremos un alivio cuando nuestro hijo deje de pedirnos insistentemente el móvil, no hay duda, pero tras este trabajo de resistencia que termina comienza el de acompañamiento, que no se presume menor. Y si bien el de resistencia es duro pero lineal, el de acompañamiento debe ser más intenso cuanto menor es la edad de inicio.

Si a pesar de estas 6 razones el móvil es regalado, no hay que olvidarse de prestar atención a tres aspectos fundamentales: