¿Prohibir o educar sobre el uso del móvil? Este interrogante no abarca la complejidad del tema. La necesidad de equilibrar restricciones con educación sobre el uso responsable del teléfono móvil es esencial. La clave radica en fomentar la conciencia sobre sus implicaciones y promover hábitos saludables.

Móvil ¿prohibir o educar?

Móvil ¿prohibir o educar?

Vengo escuchando con frecuencia que la elección entre prohibición o educación se plantea como “la pregunta” en relación al posicionamiento sobre el uso de móviles para los menores de edad: “¿prohibir o educar?”. Podemos dar muchas respuestas y matizarlas, pero creo que debemos empezar por el principio: esa no es la pregunta adecuada, está viciada, adolece de varios defectos.

Es una pregunta imprecisa. Se trata de dos conceptos muy amplios que, además, se ponen en contraposición y, por lo tanto, sin intersección. Sin embargo, prohibir significa poner límites (esto no, esto no así, o hasta aquí…) algo que es absolutamente necesario para educar.

Es una pregunta tendenciosa. ¿Quién renunciaría a educar? Además, el verbo prohibir no tiene ninguna connotación positiva, ni para quien lo impone ni para quien lo sufre. Parece, entonces, que “la pregunta” se responde sola.

Es una pregunta peligrosa. Si simplificamos el silogismo disyuntivo que parece encerrar la pregunta, por el mero hecho de no prohibir parecería que estuviéramos educando. Esto es especialmente atractivo como autojustificación para las familias, que no son pocas, donde hay más disposición (es más cómodo) y preparación (es más sencillo) a no prohibir que a educar.

Fragmento de la intervención en la Jornada por la ‘Equidad Digital’ de la Fundación Bofill, celebrada el 18 de abril de 2024 en Barcelona. Tema del diálogo: «Pantallas, adolescencia y familias: ¿Cómo empoderamos a las familias para regular el uso, reducir el abuso y debatir sobre la prohibición de las pantallas con sus hijos?».

Para ilustrar lo impreciso de la preguntar se pueden poner dos ejemplos concretos y reales:

  • Una madre niega el móvil a su hijo porque considera que, por su temperamento, todavía no está en disposición de disponer de un móvil propio. No obstante, como sabe que el día llegará, trata de influir en su hijo para que sea consciente de los retos y responsabilidades que eso implica y de dar buen ejemplo. Esta madre ¿prohíbe o educa?
  • Un padre entrega el móvil a su hija porque ya ha cumplido los 13 años y considera que es una edad adecuada. Además de entregárselo, trata de influir en que su hija haga buen uso del mismo además de prohibirle que use Tiktok. Este padre ¿prohíbe o educa? ¿y cuando su hija tenía 12 años?

Para más INRI, es una pregunta que se formula y se responde sin apenas distinción de contextos (familia, escuela), dispositivos o tipos de uso lo que hace que el debate sea más un ejercicio de polarización que de construcción.

Por último, no se debe olvidar que para el primer móvil no hay una edad, sino un momento en el que, entre ambas partes, se alcanzan las condiciones adecuadas.

 Escrito por Jorge Flores Fernández @JorgeFloresPPAA, fundador y director de PantallasAmigas.



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